¡Cerveza checa! ¿Y eso por qué?
- Avant Press
- 8 feb 2017
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La cerveza es la bebida nacional de la República Checa, de hecho, son los principales consumidores del mundo, con unos 160 litros por persona y año, por encima de los irlandeses, lo cual no es sinónimo de población alcohólica, ni mucho menos.
La cerveza checa, o pivo, es de una calidad y variedad inigualables, sobre todo en lo que a la relación calidad/precio se refiere. El tamaño estándar es la jarra de medio litro, y por "cerveza pequeña" (caña), - la malé pivo - entienden la de 33 cl, lo que viene a ser nuestro tercio.
Sin embargo, en el ranking de productores mundiales ocupan el puesto 15º, con un total de 20 millones de hectolitros, y el 4º en Europa, muy lejos de los alemanes, - los primeros -, y más cerca de los españoles, los terceros en la producción europea.

Con todo, la República Checa es un lugar privilegiado para la fabricación de tan preciada bebida, lo que ellos llaman “el pan líquido”, ya que sus campos producen grandes cantidades de cebada, necesaria para la fabricación de la malta (cebada tostada), y su clima es el ideal para el cultivo del lúpulo, que le da ese característico sabor amargo, siendo el lúpulo más apreciado de todo mundo.
Sirva como ejemplo que la ciudad de Plzeñ es la que da nombre a un tipo de cerveza: la pilsner, aunque, todo hay que decirlo, la inventó un alemán, pero es como decir que América la descubrió un español originario de una ciudad de la actual Italia… junto con otros 300 compatriotas nacidos en la península.
La cerveza también es un importante artículo de exportación de la República Checa, con más de 2 millones de hectolitros, de los cuales, aproximadamente, un 40 % se dirige a Alemania, y el resto se lo reparten Eslovaquia, Suecia, Inglaterra y Rusia. En países como Ucrania, Bélgica y Finlandia la exportación crece vertiginosamente, y en España es una futura ex desconocida, tiempo al tiempo. De cualquier manera, las marcas más renombradas de la cerveza checa se pueden encontrar en cualquier parte del mundo, aunque casi como un producto de culto.

En la actualidad existen 40 cerveceras industriales y unas 70 PYMES que elaboran “pan líquido” de reconocido prestigio internacional, y por el momento ya han conseguido “Chequia” como denominación de origen geográfica, tanto es así, - y como sucede en la lengua esquimal que existen infinitos términos para nombrar a la nieve -, que los checos tienen 10 sustantivos para nombrar a la cerveza: para la cerveza normal “pivo”, y según su fuerza: desítka, jedenáctka, dvanáctka…
Origen
Dedicarse a producir cerveza en esta parte del mundo no es de anteayer, ni una cuestión de tipo económico tras la revolución industrial, ya que los primeros celtas que se asentaron en las tierras checas ya preparaban bebidas de cereales fermentados, y hay documentos históricos que prueban la existencia de cultivos de lúpulo allá por el sigloXI. Pero en realidad fueron los pueblos eslavos los que se interesaron por mejorar la calidad de la cerveza, de manera que obligaron a que su fabricación estuviera en manos de reconocidos maestros, y su control correspondía a las autoridades públicas de lña época. Los reyes se reservaban el derecho de autorizar o no la fabricación de cerveza, y antes de construir una fábrica de cerveza (pivovar), la ciudad debía recibir el oportuno derecho real a tal efecto (právo várečné).

Más tarde, los nobles y los monasterios comenzaron a crear sus propias fábricas de cerveza con un objetivo autoconsumista, y en el siglo XIX se alcanzó tal zenit productivo que se llegó a fundar en la ciudad den Brno la primera Escuela de Maestros Cerveceros del mundo.
Durante la época comunista la producción de cerveza conoció un momento de expansión inusitado; se reconvirtieron las fábricas existentes para hacerlas más competitivas, y se produjo más a menor coste, aunque en detrimento de la calidad. En la actualidad la situación es semeja, ya que la mayoría de las fábricas están en manos extranjeras formando un auténtico oligopolio, y se aprovechan de la fama obtenida a lo largo de los tiempos, aunque, hay que avisar, se están creando nuevas fábricas artesanales que ofrecen partidas reducidas regresando a los mejores tiempos con las recetas tradicionales que tanta fama otorgaron a la cerveza checa.
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